Por la secreta escala. 01.17.
Julián Valle 2017
Carbón y grafito s. papel Khadi-Sunn Hemp
63 x 80 cm
Julián Valle 2017
Carbón y grafito s. papel Khadi-Sunn Hemp
63 x 80 cm
Hay una trama de la que forma parte nuestro cuerpo, nuestra visión se hace ahí, y se hace visible. Maurice Merleau-Ponty nos dice que queda fundido el que siente con lo sentido.
Visible y móvil, mi cuerpo está en el número de las cosas, es una de ellas,
pertenece al tejido del mundo y su cohesión es la de una cosa. Pero, puesto que
ve y se mueve, tiene las cosas en círculo alrededor de si, ellas son un anexo o
una prolongación de él mismo, están incrustadas en su carne, forman parte de su
definición plena y el mundo está hecho con la misma tela del cuerpo (…) la
visión está presa o se hace en el medio de las cosas; allí donde un visible se
pone a ver, se vuelve visible para sí y por la visión de todas las cosas, allí
donde persiste, como el agua madre en el cristal, surge la indivisión del que
siente y lo sentido.[i]
El cuerpo vivido. Y en El matrimonio del cielo y el infierno
dijo antes William Blake que
…el hombre no tiene un cuerpo distinto de su alma. Aquello
que llamamos cuerpo es una porción de alma percibida por los
cinco sentidos, pasajes principales del alma en esta edad.
En la práctica del arte, en la
práctica de la pintura, y más en esta experiencia del paisaje es necesario un abismarse en lo representado…hasta
llegar a ser uno con ello. Es una experiencia más allá de lo visible. No es
sólo una cuestión meramente visual: téngase en cuenta que en esta experiencia
entran en juego todos los sentidos: las obras de arte que antes que nada son
objeto de contemplación contienen “ecos” de otras experiencias sensoriales
transmitidas por la visión. Se podría decir que el arte es una especie de destilación de esencias. Poco a poco se
va entendiendo que quería decir el pintor Calabaza
Amarga en sus Palabras sobre la pintura[ii]. Dice Shitao en El paisaje, capítulo VIII:
Hace cincuenta años, mi yo aún no había trabado conocimiento con los montes
y ríos, no porque estos fueran valores desdeñables, sino porque los dejaba
existir por si solos. Ahora los montes y los ríos me encargan que hable por
ellos; han nacido en mí y yo con ellos.
Para acercarse a esta experiencia, y
creo que es algo común a todo el arte como vía de conocimiento de las cosas, es
necesario ser cóncavo. ¿Qué se quiere
decir con esto? Aquí tomo prestada una palabra del pintor y escritor Ramón Gaya
que define con exactitud lo que el arte no debe ser. Dice Ramón Gaya que “el
arte no es un cuerpo” (…) “sino es una existencia cóncava” y “el artista es,
necesariamente, un hombre que resta”[iii]
También es necesario que la obra sea
nuestra propia extensión, que sea un reflejo, no sólo de uno mismo, sino de lo
existente: lo dicho anteriormente por Shitao no es una imagen poética, es algo real, o mejor dicho, es realmente poético. Porque contrariamente a lo que
se entiende por poético, éste no es
mera forma, adorno prescindible para que una realidad no sea roma. Es, en
cambio, un lenguaje esencial, primigenio, profundo. Heidegger dice que es una
manifestación de la verdad, es dar nombre a las cosas, con esa resonancia
que nos recuerda el primer Libro de la Biblia: el Génesis.
El dibujo podría ser también otra
forma de nombrar: en el blanco del
papel aparece la línea como aparece una voz, existe lo que antes no existía, no
interesa tanto la descripción, o el gesto, es el descubrir de una verdad que está fuera y a la vez dentro.
Un revelador juego de reflejos en el que se funde y se desvela la mirada y el
objeto visto, es el reflejo de un reflejo. Eco de un eco de ese arte que -como
leíamos antes en Gaya- ha dejado de ser cuerpo
y es por fin cóncavo. Y esa concavidad que podría ser el umbral de aquello que para Lao Tse es Femenino Misterioso; dice el Tao Te King:
Permaneciendo como hilos de araña, sólo tiene un indicio de existencia; más
cuando bebe de ésta, resulta inagotable.[iv]
Cómo encontrar esta manantial que
brota y, cóncavo, se sume: volvemos de nuevo a El ojo y el espíritu:
Ahora bien, desde que se da este extraño sistema de intercambios, ahí están
todos los problemas de la pintura. Ellos ilustran el enigma del cuerpo que la
pintura justifica. Ya que las cosas y mi cuerpo están hechos con la misma tela,
es necesario que su visión se haga de alguna manera en ellos, o que su
visibilidad manifiesta se duplique con una visibilidad secreta: “la naturaleza
está en el interior”, dice Cézanne. Cualidad, luz, color, profundidad, que
están ahí ante nosotros, están ahí porque despiertan un eco en nuestro cuerpo,
porque éste los recibe.[v]
[ii] Shitao. Palabras sobre la pintura. Granada: Universidad de Granada. 2012.
[iii] Gaya, R. Obra completa, tomo I. Valencia: Pretextos. 1999. p.59.
[iv] Lao Tse, Tao The King: Capítulo VI. Barcelona: Círculo de Lectores / Edaf. 2008. P. 21.
[v] Merleau-Ponty, M. El ojo y el espíritu. P.18-19.
En la querida villa de Fuentespina, hay gran devoción hacia la imagen de la Santísima Trinidad: lo que ya nos habla de la afición por cuestiones de gran complejidad teológica de los "bubillos": así llamados los lugareños, como ese bello, territorial, solitario y migratorio pajarillo -Upupa epops- hidalgo... como vedette coronado. Este lugar cuyo nombre ya nos indica que el camino del conocimiento no es un camino de flores ornamentado (que es lo que piensan los vecinos de la cercana villa de Fuentelcesped) es desde hace años el lugar de solaz y recogimiento escogido por Ramón de Valladolid.
ResponderEliminarDesde allí nos envía un correo que nos da algún detalle de sus actividades. Y desde Hortus Conclusus se lo agradecemos.
"Ayer no tenía nada que hacer e invité a unos amigos, en alegre ágape, donde la risa se muestra cómo la momentánea liberación de las cadenas de la lógica y nos proporciona placer. Les enseño tu proyecto y te transcribo las frases que he podido retener en mi memoria por si te son útiles.
Ramón: ¿Qué os parece?
Plotino: Si la naturaleza fuera preguntada diría: No debes preguntar, sino comprender en silencio.
Teresa de Ahumada: Veo la sabiduría con la cual está hecha el ánima.
Huidobro: Los verdaderos poetas son incendios.
Jung: Es una genuina experiencia del espíritu.
Alejandro Martínez: ¿Pero no nos explica por qué los tomates tienen las características del tomate, los becerros tienen la forma y voz de los becerros, o por qué las serpientes carecen de piernas como las de las doncella o que la corteza del árbol es, en general, rugosa, y los ojos de los antílopes, de gelatina dulce; la piel de las mujeres hermosas suave y de estropajo la de los hombres maduros?
Luego de lo cual nos servimos un gin-tonic y, entre alegres risas, nos fuimos a dormir pensando que hoy sí, hoy, hemos vencido al Mal (1)
1-San Agustín: “Privatio boni”