La ciencia genuina, hasta donde alcanza su verdadera doctrina, carece de profundidad. La profundidad es cosa de la sabiduría.
Edmund Husserl
(fragmento del texto de Mariano Crespo Sesmero)
Si partimos del análisis de lo que sucede cuando, por
ejemplo, escuchamos una melodía, nos encontramos, por un lado, con el
objeto temporal mismo y, por otro, con la conciencia de ese objeto
temporal. Al objeto temporal pertenecen un momento de ahora (el tono
escuchado ahora), un momento de lo que acaba de suceder (los tonos que
acaban de sonar) y un momento de lo que va a suceder inmediatamente (los
tonos que van a sonar enseguida).
Por su parte, a la conciencia del
objeto temporal —que es lo que al fenomenólogo le interesa
primordialmente— corresponden una “impresión primordial” (Urimpression) o “impresión originaria” (Urempfindung), una retención, esto es, una continuidad de recuerdos “frescos” o “primarios”, y una protención*, la cual intiende*
lo que viene inmediatamente. Estos tres momentos —impresión primordial,
retención y protención— constituyen para Husserl el presente vivo
concreto, esto es, el “campo temporal originario”. Este campo consiste
en un ahora con una “franja temporal”, esto es, con un horizonte vivo de
lo ya no (lo recién pasado) y lo no todavía (el ahora que se viene) en
varias gradaciones. Toda fase perceptiva tiene su campo temporal
originario en sus tres momentos (impresión primordial, retención y
protención).
La dirección subjetiva de las investigaciones
husserlianas acerca del tiempo apunta al modo en el cual la propia
conciencia constituyente del tiempo se da a sí misma. ¿Podría hablarse
de una constitución temporal de la conciencia constituyente? El punto
central de esta cuestión es que si la conciencia constituyente se diera a
sí misma del mismo modo que a ella se le dan los objetos temporales,
nos veríamos abocados a una suerte de “progreso al infinito”, puesto que
habría que postular una nueva conciencia constituyente de orden
superior, y así sucesivamente. Husserl habla de la conciencia
constituyente del tiempo como atemporal o supratemporal en el sentido de
no ser en el tiempo. Esto último no significa que esta conciencia
carezca de referencia al tiempo. Todo lo contrario, de trata de un nunc stans, de un continuo estar presente, pero no —y esto es lo decisivo— en el modo en el que lo está un objeto temporal.
Autor: Mariano Crespo Sesmero
para conocer más: en philosophica
* Protención: Una anticipación de un evento futuro.
* Intender: Variante de "entender". Del latín intendere ("dirigirse", tender a"), compuesto de in ("dentro") y tendō, tendere ("tender", "ir hacia")
Para la fenomenología de Husserl la única realidad cuya existencia se impone proviene de los "fenómenos" (recordamos con Kant: nuestro conocimiento se halla limitado a los fenómenos; No hay conocimiento de las cosas en sí, de los noúmenos)
ResponderEliminarDistingue tres "momentos":
-"epoché", suspensión del juicio. Retorno a las cosas mismas, los fenómenos.
- el sujeto se da al mundo como "horizonte de sentido"
- la conciencia redescubre en ella misma el mundo realmente vivido.
¿Qué es "horizonte de sentido"? Para Hans-Georg Gadamer (fusión de horizontes entre Heidegger y Husserl)
"...un horizonte no es una frontera rígida sino algo que se desplaza con uno y que invita a seguir entrando en él"
Nos podemos imaginar a alguien que dibuja "del natural" algo, que representa lo que tiene ante él: es una "forma de hacer" que se "disuelve" en la experiencia creativa. Y esa experiencia transforma lo que en ese momento hace, lo que hará más adelante, y a él mismo. Eso que tanto nos recuerda a la práctica de la pintura taoísta: esos pintores que abren el mundo con el pincel para luego "desaparecer" en su interior. Pues ese es el grado de comunión que se busca.
Va con ese "cúmulo de vivencias" y tiene ese horizonte que se desplaza. Qué mejor manera de describir hacía dónde se dirige la mirada del artista. Incluso le da esa poética tan rica en sentidos que lo hace más comprensible. Todo arte debe ser "poético". Y es que la creación de un poema es precisamente ese "dar en el blanco" dirigido a ese "horizonte. En el que, como enseñan algunas tradiciones, esto se hace aún antes de tensar la cuerda del arco. Para dar en el blanco no hay que pensar en el. Es necesario unificarse con el arco, la flecha...y el blanco.
Un abrazo a todos.