Correo_3.09.2017_Alejandro M.P.





Correo enviado a los participantes en este proyecto HdT _el 3 de septiembre 2017


[...]   Queridos amigos, me animo por fin a contaros algunas cosas sobre lo que he estado trabajando desde que decidimos hacer este proyecto con Rubén Polanco para su fecundo Huerto.
Creo que todos sin excepción vimos en el asunto de “ El Tiempo” un buen motivo de trabajo, que entiendo cada cual ha desarrollado según sus pulsiones y conveniencia.
Supongo que ese acuerdo inmediato se basa en que El Tiempo es para un artista un asunto capital… ya lo trate cara a cara y de tú a tú sin tapujos, ya lo aprisione en fórmulas complejas o palpe su presencia callada e invisible como si fuera un fantasma.

Así que por mi parte comencé a explorar varios caminos que parecían prometedores.
I
Lo primero que pensé y con más entusiasmo fue hacer una Máquina del Tiempo. ¡Qué gran oportunidad para lograr, por fin, algo de cierta importancia, algo de lo que, ya era hora, sentirse orgulloso; algo en definitiva con lo que irse uno tranquilo hacia el más allá...
Pero, teniendo yo una Máquina del Tiempo, qué podría importarme el allá y el acá, el aquí, el antes, o lo de después, siendo en realidad dueño y señor de las infinitas extensiones del acontecer.
Aparte de este gran propósito, y por si la cosa se complicaba o requería más dedicación, esbocé como digo, dos caminos más: En el primero de ellos, opté por usar la escritura como herramienta del pensar, creyendo que eso podría conducirme, quién sabe si bastante a las bravas, a averiguar algunas cosas de la naturaleza del Tiempo. La idea era tan simple como hacer todas las preguntas que pudiera, intentando sonsacarle al Tiempo alguno de sus atributos más escondidos.
Y me lo puse fácil, la verdad: decidí que yo haría las preguntas (ya que a mí lo que se me da bien es el curioseo, el asombrarme y el boquiabrirme) y dejaría las respuestas para otros más aventajados y capaces que yo en el convencimiento de que esas respuestas, casi con toda seguridad medio respuestas, provocarían nuevas preguntas, dando de ese modo pie a una interminable espiral de interrogantes ambiguas y afirmaciones tajantes.
Eso habría finalmente que desembocar en la edición de un librito que se tendría a disposición del visitante o se regalaría haciendo eco de aquel otro librito “Ceadunas Tiomana” que fue la “obra” de aquella exposición en el que algunos participamos allá por el 2003.

Por último La tercera vía era un trabajo audiovisual, acercando nuestro tema, digamos, al ámbito de lo musical y del objeto sonoro.
Se trataría de una serie de piezas con el nombre genérico de Tempo. (Tiempo en Italiano) y que hace alusión también al aire, al carácter del movimiento con la que una pieza se despliega… o –tal como yo prefiero entenderlo- al impulso interior que anima a un objeto sonoro a expresarse tal cual es o al modo que le corresponde según su naturaleza.
Creo que no usaré los términos  “Andante gracioso”, “Adagio” “Moderato”, etc , sino Tempo I, Tempo II, Tempo III, etc. y puede que sean los primeros de muchos más Tempos futuros.
Bien, no diré más por ahora pues todavía está en proceso. Solo que se proyectan las grabaciones de ciertos objetos que vibran u oscilan, por ejemplo la tapadera de una cazuela.Y es que fue cocinando unas acelgas cuando descubrí toda una suerte de pequeños acontecimientos que han terminado por desembocar  en este trabajo para el Huerto. 
II
En efecto, la Máquina del Tiempo resultó ser un estrepitoso fracaso pues no logré precisión alguna en los viajes y terminé por descubrír que la máquina se hace un lío con los números pues no distingue si 1450 es después de Cristo, o antes de Gregorio o Mahoma por poner sólo un ejemplo. Además hace ruido y todo el mundo sabe que no puedes viajar por el tiempo haciendo ruido. La discreción es esencial. Todo esto por no hablar de asuntos menores como el depósito de combustible y tal. Quedarte sin combustible mientras visitas los tiempos de Carolo es realmente un problema. Aunque lo peor, lo realmente irresoluble para mí es mantener constante el flujo de las partículas ya que, a nada que el futuro venga con excesivo brío y ganas de llegar, o el pasado se resista, por poco que sea, a abandonar el presente, el resultado es una especie de abollamiento en la percepción y un chirrido muy desagradable. Lo que ocurre, por explicarlo de algún modo, es como si el agua de una cascada quisiera, agarrándose a sí misma, subir de nuevo… En fin, que  he pensado que es mejor dejar el Pasado donde está y que el Futuro ya se verá.
Al final, lo he desconectado todo, he cerrado con unos plásticos y de vez en cuando me siento en ella a leer ya que se está cómodo, nadie te molesta y puedo estirar las piernas. A veces leo a Plauto y otras a Elon Musk.

III
Disculpad que me esté extendiendo más de lo previsto. Sé que estáis ocupados y que la vida exige de nosotros ese plus de velocidad y atención que abruma al más pintado.
Mi propósito era que supierais en qué había estado yo estos últimos meses en relación al proyecto. Y poder enviaros el librito de las preguntas que he llamado:

 “PREGUNTAS COMUNES SI HABLAMOS DEL TIEMPO”

Ya dije que mi intención fue implicaros en su día a contestarme alguna de la preguntas, una, dos o tres que cada cuál tuviera a bien elegir por la razón que fuera. Pero ya no estamos a tiempo...
Quizás cierto pudor en estas cosas de la escritura, o no haberme sentido capaz de atravesar – mediante preguntas-  mas que una capa que estimo excesivamente superficial del asunto,  probablemente hicieron que no me animase a enviarlo en su momento ni ha colgarlo en el blog. También me hizo dudar, la brillante cabezonería de Ramón Valladolid que al hilo de unos correos que nos cruzamos en torno a este tema él insistía en que el artista nunca pregunta sino que establece afirmaciones (al modo en que el arte lo hace) que provocan preguntas a los demás. Él erre que erre en una orilla y yo, erre que erre en la otra defendiendo que, para mí, la práctica del arte apenas nos permite aspirar más que a sugerir preguntas que mantengan los enigmas en vibración… bueno, probablemente Ramón tenga razón. Él lo explica muy bien, la verdad. Estoy seguro de que tiene, como mínimo la mitad de la razón.
El caso es que ahora, aunque sea tarde para elaborar el libro, os voy a enviar las preguntas y si alguien se anima, pues lo vamos haciendo. Sólo necesito algún tipo de “respuesta”  por vuestra parte. (Me gustaría que leyerais la que me envió Ramón a propósito de la pregunta nº 111. Citando a W.B. La escribo al final. Creo que muchos coincidiremos en considerarla de una potencia escalofriante y terrible.

IV
En definitiva, que para el proyecto “Palacio del Tiempo” en el Huerto de Rubén he elegido desarrollar la pieza audiovisual  que se llamará TEMPO. 
A la que añadiré probablemente algún “Grito de pan” que, como quizás recordéis, pertenece a la serie “Esculturas que usted mismo puede realizar” y que mostré por primera vez en La Cabra se Echa al Monte, aquel magnífico proyecto de Javier Ayarza. Sé que entre la acción del Grito de Pan y la oscilación de la tapa de cazuela, hay una relación íntima; pero reconozco que en este momento no soy capaz de descifrarla.

Un abrazo. 

A_ en Wal.03092017



PREGUNTA  111: _¿Por qué creemos a pies juntillas que el tiempo solo va hacia adelante? ¿Quién dice que no vaya hacia adelante pero de espaldas? 

_Respuesta de Ramón Valladolid citando a W.B.:

“El rostro del Ángel de la Historia está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de hechos, él ve una catástrofe única que no cesa de amontonar escombros que aquella va arrojando a sus pies. Al ángel le gustaría quedarse, despertar a los muertos y recomponer lo que ha quedado reducidos a pedazos. Pero una tempestad sopla desde el paraíso y esta se ha enredado con tal fuerza en sus alas que el ángel ya no puede plegarlas. Ese vendaval lo empuja de manera irresistible hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras el montón de ruinas crece ante él alzándose hacia el cielo. Es el huracán que nosotros llamamos progreso.”
Walter Benjamin 
a propósito de “Angelus Novus” de Paul Klee.











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